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DESCRIPCIÓN Y DIÁLOGO:
Clara, era una niña que andaba
siempre sentada en el mismo parque todos los días. Con su vestido descolorido,
sus zapatos rotos y sucios, y una mirada dedicada a todo aquél que pasaba por
el parque.
Ella nunca trató de hablar con
nadie. Muchas eran las personas que pasaban por su lado, pero nadie la dirigía
la palabra. Un día, fui yo misma la que me dirigí al parque y me senté a su
lado. Con la misma tristeza de ojos que la hacía peculiar, y esos cabellos
enredados que caían sobre su cara, me dispuse a preguntarla:
-Hola.
-
Hola- dijo la pequeña con una voz muy baja y
mirada sorprendida.
Seguimos hablando hasta que los
últimos rayos de sol desparecieron. Cuando solo quedábamos nosotras dos y la
oscuridad alrededor, me decidí hacerle una pregunta más:
-¿Por qué estás tan triste?
-Porque soy diferente- contestó
la pequeña con lágrimas en los ojos.
-Lo eres-respondí yo con una
sonrisa.
-Lo sé- dijo ella aún más triste.
-Pequeña, ser diferente no es
malo. Tú me recuerdas a un ángel, dulce e inocente.
Ella me miró, sonrió y por
primera vez sus ojos brillaron con la luz de la alegría. Despacio, la pequeña
se levantó y dijo:
-¿Es cierto lo que acabas de
decir?
-Sí, eres como un pequeño ángel
guardián enviado para proteger a todos los que pasan por aquí- respondí.
Clara movió su cabeza afirmativamente
y sonrió. Ante mis ojos algo maravilloso ocurrió. Dos hermosas alas salieron de
su espalda. Me miró sonriente y me dijo.
-Yo soy tu ángel guardián. Por primera
vez pensaste en alguien más. Mi misión está cumplida. Nadie ha podido ayudarme
nunca porque tú eres la única persona que podía verme.
Y ante mis ojos desapareció. Después
de ese encuentro mi vida cambió drásticamente. Cuando pienses que solo te
tienes a ti mismo, recuerda que tu ángel guardián está siempre pendiente de ti.
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